Reinventar una sociedad sin aliento
Con Camila García, copresidenta de B Lab Francia
Con Camila García, copresidenta de B Lab Francia
Camila García Quijano es copresidenta de B Lab Francia, la ONG que anima y desarrolla el Movimiento B Corp en Francia. Este reúne a 400 empresas en el país, entre ellas, desde diciembre 2023, los Domaines Barons de Rothschild Lafite. Rediseña los contornos de las empresas y de nuestra sociedad, para hacerlas más inclusivas, respetuosas de la naturaleza y del bien común.
El movimiento de Empresas B – en inglés “B Corp” que significa «Benefit Corporation» – fue fundado en los Estados Unidos en 2006. ¿De qué tipo de «beneficios» estamos hablando?
El objetivo del Sistema B es que las empresas puedan seguir obteniendo rentabilidad económica y, al mismo tiempo, tener un impacto positivo en la sociedad. Esto se basa en la «teoría del cambio». La idea de esta teoría es construir una economía viable, inclusiva, regenerativa y equitativa, que beneficie no solo a un puñado de accionistas, sino a todas las personas.
Para obtener la certificación “B”, una empresa debe cambiar su estatuto jurídico: debe integrar un propósito social y ambiental en el centro de su modelo de negocio. En segundo lugar, se trata de un proceso de mejora continua. El B Impact Assessment (BIA), herramienta de control y medición de impacto implementada por B Lab, está diseñada para evaluar una empresa en un momento dado, y darle pautas para avanzar. Trabajamos con un sistema de puntos: para obtener la certificación, se necesita un mínimo de 80/200. Cada tres años, la empresa vuelve a ser auditada para la renovación de su certificación.
Pero si tienes 90 puntos cuando llegas, no significa que tienes que tener 100 tres años después. Nuestros criterios de evaluación también evolucionan: los revisamos para adaptarlos a los desafíos actuales. Estamos presentando nuestros nuevos estándares en 2024, y serán aún más difíciles de alcanzar.
¿Cómo se posiciona Empresa B entre todas las normas y certificaciones existentes? Al lado de las normas Bio tipo AB, Demeter, ISO 26 000… ¿De qué sirve tener la certificación B Corp?
Estos repositorios no son comparables. Si algunos de ellos se atribuyen a un producto, en una empresa B, se mira la cadena de valor completa: los métodos de producción, condiciones de trabajo, partes interesadas externas, transporte de bienes… El BIA tiene una visión holística de la empresa.
La norma ISO 26 000 no lleva a una certificación. Es una guía diseñada para ayudar a las organizaciones en su enfoque de sostenibilidad. Es un estándar imprescindible en términos de RSC, pero menos identificado por el gran público que ser Empresa B.
La otra diferencia es la comunidad: entrar en B Corp es unirse a un colectivo. Cuando una empresa decide unirse a nosotros, toda la comunidad trabaja junta para lograr objetivos de bien común. Se crean grupos de trabajo sobre el clima, los modos de gobernanza, los temas de diversidad y de inclusión… Hay una voluntad compartida.
Los problemas que abordamos son tan grandes, que una empresa, en su rincón, no puede hacerles frente sola. En el colectivo hay una noción de apertura, pero también de competición, que se necesita para seguir adelante y superarse.
¿Cómo diferenciar entre una empresa comprometida con la ecología y una empresa que hace greenwashing? ¿Cómo se identifica esta diferencia, este límite?
¡Buena pregunta! Una de mis observaciones es que ningún consumidor, ninguna consumidora, busca la empresa perfecta… porque no existe. La gente quiere transparencia. Cuando una empresa acepta sus defectos y ve el camino que le queda por recorrer, puede decir abiertamente: «Estoy aquí, quiero ir allí». Cuando esto se comunica de forma clara y transparente, se acepta. Pero hoy en día, muchas empresas tienen dificultades para aceptar el principio de transparencia.
Certificar Empresa B es una poderosa herramienta al respecto: en la página web del BIA, se pueden consultar las notas de cada empresa y comprobar si lo que dicen es cierto o falso. La certificación Empresa B, en mi opinión, es ya una muestra de confianza. Significa que la empresa no es perfecta, sino que está de acuerdo con el principio de transparencia, y que se inscribe en un proceso de mejora continua. Dada la complejidad de obtener la certificación, ya suscita un poco de respeto.
Lo que bloquea hoy, es la incapacidad de pensar a nivel interno. Hay que preguntarse cómo acompañar a nuestros equipos, cómo darles la capacidad de hacer las cosas de manera distinta. Esto me lleva al tema de la educación: la formación es una de las pequeñas inversiones que marcan la diferencia.
Estoy convencida de que hoy, la mayoría de la gente quiere participar en una causa social o ecológica.
¿Tenemos que hacerlo? Más bien… ¿Tenemos elección? Estoy convencida de una cosa: si una empresa no cambia hoy, mañana no estará más.
Para concluir, ¿tiene algún consejo para las personas que nos leen y quieren transformar los negocios? Que sean empleados o empleadores.
Tengo uno, y uno solo: ¡Atrévete! No podemos quedarnos sentados y decir: «No sé qué hacer para cambiar las cosas…» Hay que lanzarse y hablar con otros.
Jean-Luc Vincent, director de RSC (Responsabilidad Social Corporativa) y mecenazgo de DBR Lafite, y Karine Briane, responsable de desarrollo sostenible, son los dos artesanos de nuestra certificación Empresa B, obtenida en 2023. Nos cuentan.
«Nuestro enfoque sostenible fue impulsado en 2010, cuando se redactó la Carta de Desarrollo Sostenible, que sigue vigente hoy. Su contenido subrayaba una resolución fuerte: considerar el desarrollo sostenible como un deber hacia los individuos, la sociedad y nuestra tierra. Así que hace 15 años, se puso en marcha nuestro enfoque a largo plazo.»
La certificación Empresa B ha permitido una movilización interna rápida y concreta en cuanto a la RSC – uno de nuestros principales objetivos. Nos ha permitido evaluar mejor las fortalezas y debilidades de nuestros procesos y prácticas y así, definir nuestras nuevas prioridades de acción. También ha tenido un impacto en el ambiente de trabajo y la motivación en los equipos.
El uso del repositorio Empresa B como herramienta para la mejora continua y la evaluación de nuestras prácticas de RSC ha favorecido la participación de muchos colaboradores, a través de talleres colaborativos y grupos de trabajo temáticos. Esto se tradujo en una emulación y la instalación de una cultura colaborativa más concreta entre nuestros diferentes sitios, como, por ejemplo, formaciones e intercambios cruzados, un equipo de I+D reforzado… o la evaluación de los objetivos y de los incentivos de nuestros empleados a través del prisma de criterios de RSC.