Aires de familia
Domaine William Fèvre y Domaines Barons de Rothschild Lafite: el encuentro entre dos propiedades que tienen filosofías bodegueras similares y retos complementarios.
Domaine William Fèvre y Domaines Barons de Rothschild Lafite: el encuentro entre dos propiedades que tienen filosofías bodegueras similares y retos complementarios.
Algunos datos sobre esta finca de Chablis: se extiende por 70 hectáreas en Bourgogne-Franche-Comté, de las cuales más de 30 están repartidas a partes iguales entre «Premier Cru» y «Grands Crus». Un buen partido cuando la cotización del Chablis está en alza entre todos los amantes del vino, desde Quebec hasta Australia, de esta mineralidad salina que hace del chardonnay de Chablis una variedad de uva aparte. Pero sería un error limitarse a la simple explicación oportunista.
«En el desarrollo de DBR Lafite, cuya historia comenzó en 1868 en Château Lafite Rothschild, buscamos ‘diamantes brutos’ para pulir», explica Saskia de Rothschild, presidenta de DBR Lafite. Y con el chablis, prosigue, «existe esta dimensión».
De manera literal, primero, ya que el dominio William Fèvre se eleva sobre un suelo muy particular. Didier Séguier, director emblemático del dominio desde hace más de 25 años, cuenta que «En Chablis, no se bebe chardonnay, se bebe Kimmeridgiense». Se refiere al subsuelo del viñedo: el Kimmeridgiense es una edad geológica de unos 150 millones de años, que se remonta al Jurásico superior. Es una de las características del Chablis: las vides echan raíces en esta piedra caliza cargada de fósiles. Esto es lo que confiere a estos vinos «un lado salino, salival, refrescante en el sentido más noble de la palabra, que no se encuentra en otra parte», precisa Didier.
Este efecto ‘diamante bruto’, Saskia lo encuentra también en la personalidad del viñedo. «Hay un lado viticultor, familiar, sin pretensiones… y eso es lo que nos gustó», dice. En lo humano, Saskia y Didier se llevan muy bien, y a lo largo de las conversaciones, descubren que tienen muchos puntos en común: el desarrollo de la vinificación parcelaria arraigada en el territorio, el deseo de minimizar la intervención en la bodega, pero también la voluntad de preservar y enriquecer la biodiversidad de sus fincas.
Con respecto a las medidas ecológicas, Didier Séguier no esconde su orgullo cuando cuenta: «William Fèvre fue un visionario al diseñar aquí, hace más de 50 años, instalaciones muy modernas, con la idea del trabajo por gravedad, el reciclaje del agua de limpieza de los tanques… ¡En 1972, había que pensarlo!» Entonces, entre él y Saskia de Rothschild, se perfila un diálogo prometedor para lidiar juntos contra las consecuencias del cambio climático.
Se organizaron intercambios de experiencias: a principios de 2024, el departamento de I+D potenció un intercambio sobre la lucha contra las heladas, reuniendo al Domaine William Fèvre y a los equipos técnicos de otros dominios del grupo. A fines de 2023, un equipo de William Fèvre viajó a la finca de Aussières, para aprender de los viticultores del Languedoc sus técnicas de lucha contra la sequía. Didier Séguier concluye: «Intercambiar con los equipos técnicos de las diferentes propiedades DBR Lafite es siempre muy enriquecedor, en particular sobre la dimensión climática y medioambiental que nos afecta cada vez más.»
Hacer frente común, del Norte al Sur, para adaptarse mejor al cambio climático, seguir produciendo vinos que expresen la singularidad de sus tierras: esta adquisición con aires de acercamiento familiar tiene mucho de alianza de gusto y de razón.