Cuando se trata de aprender, la teoría no es suficiente. Las personas que trabajan en nuestras propiedades vitivinícolas saben que a veces, el encuentro adecuado puede cambiar el rumbo de una carrera. Aquí, presentamos la experiencia de tres de nuestros viticultores.
En ocasiones, encontramos personas que depositan su confianza en nosotros y disfrutan genuinamente de brindarnos orientación. Estos mentores pueden influir profundamente en nuestro camino profesional.
El término «mentor» tiene raíces históricas antiguas. Viene de la Antigua Grecia, donde Ulises, al momento de irse a la guerra de Troya, confió la educación de su hijo a su amigo Mentor. Por asimilación, el mentor se ha convertido en una figura de guía, que comparte su experiencia y sabiduría.
Los mentores modernos en nuestras viñas ya no visten togas, pero arremangan sus camisas, trabajan la tierra y moldean sus propias carreras y el camino de quienes los rodean.
Nos hemos encontrado con Juliette Couderc, Matthieu Pilloton y Francis Perez, quienes han vivido, cada uno a su manera, la experiencia del mentoring.
Juliette Couderc, un camino sin trazado
Nada predisponía a Juliette Couderc a navegar entre China y Burdeos, y mucho menos a convertirse en Directora de propriedad de Château L’Evangile. Si sus estudios en agronomía y enología la formaron para el oficio, ella se veía más bien estableciéndose en el Languedoc.
Fue una práctica en un laboratorio de asesoramiento en fertilización la que le permitió cruzarse con quién se iba a convertir, unos años más tarde, en su responsable y mentor. En ese momento, todo lo que había escuchado sobre Olivier Tregoat eran los elogios de su tutor. Juliette también admite que «sus artículos de investigación fueron invaluables» para su tesis. Se cruzó nuevamente con Olivier por casualidad mientras trabajaba temporalmente en un viñedo cerca del Domaine d’Aussières.
Unas semanas más tarde, recibió una llamada que la llevaría a otras aventuras. Olivier, ahora Director Técnico de los Domaines Barons de Rothschild Lafite, le propuso convertirse en Jefa de cultivo de Long Dai, en China. Al principio, rechazó la oferta. Pero Olivier insistió, explicándole el vasto potencial de la viña y, finalmente, la convenció de dar el paso.
El día de sus 25 años, se fue dirección el valle de Qiu Shan. Olivier también era parte del primer viaje. Luego regresó cada trimestre para acompañarla en sus nuevas misiones. Entre cada visita, continuó a formarla por videoconferencia. Juliette recuerda: “Me enseñó a sintetizar todo lo que observaba a diario y a priorizar toda la información que tenía que transmitirle.” Al trabajar con otra cultura, aprendió la paciencia, la humildad, ¡pero también la anticipación de posibles malentendidos! Al lado de Olivier, se sentía segura: “Nunca olvidaba preguntarme cómo estaba, sus preocupaciones iban más allá de mis misiones.”
Juliette permaneció allí de 2017 a 2020: 3 años de experiencia que parecieron muchos más, con todo lo que aprendió. Después de China, pensaba en dejar el grupo para regresar al Languedoc. Pero era sin contar con Olivier, quien le propuso un nuevo puesto. Comenzando a conocerla bien, no le habló de inmediato del Château L’Evangile. Sabía que la región de Burdeos y el papel de representación que tenía en los medios no eran los mejores argumentos para convencerla. A pesar de sus aprensiones, ella confió en él y llegó en los viñedos del Château L’Evangile en plena cosecha, en septiembre de 2020. Aunque las tierras al sureste de Pomerol sean menos extrañas que las del Shandong, Juliette siguió progresando al lado de su mentor: él le hablaba de las especificidades de los suelos, de las variedades de uva, de las plantaciones, de los métodos de vinificación, pero también de los impactos climáticos.
¿La mejor recompensa para Olivier? Cuando se le pregunta, responde espontáneamente: “Todas las personas que he reclutado, incluida Juliette, tienen un gran espíritu de equipo. Y eso se siente realmente en el día a día.” La historia no termina ahí : Juliette comparte ahora sus conocimientos con Jeanne, quien se unió al equipo como asistente técnica de L´Evangile en 2023.
Francis Pérez, 40 cosechas y 14 sucesores
Antiguo maestro de bodega del Château Lafite Rothschild
Si has trabajado en Château Lafite Rothschild, es difícil no conocer a Francis Perez. Aunque se retiró recientemente, Francis quería hacer su 40a vendimia. Lo encontramos durante su última cosecha en la finca. Fue lo suficientemente amable como para compartir sus pensamientos sobre su rol como mentor, un papel que tuvo un impacto duradero en la viña y en su gente.
No son menos de 14 personas las que han tenido la suerte de ser reclutadas y formadas en la bodega por Francis. Después de un primer puesto en Château Duhart-Milon, Francis llegó a Lafite en 1994. A lo largo de los años, a medida que la producción aumentaba, tuvo que hacer crecer sus equipos
Las personas que reclutó no eran todas del sector vitivinícola. Francis reclutó a un antiguo electricista, un ex-panadero o incluso a un paramédico de formación. Los eligió por su fuerza de carácter y su autonomía.
Francis estima que se necesita un año para formar adecuadamente a un nuevo miembro del equipo de la bodega. “Es normal transmitir su conocimiento: los gestos técnicos, el manejo de las máquinas, las etapas del proceso, etc. No es un don, ¡se aprende!”
Una vez finalizada la formación, Francis confía en sus equipos. Sabe que siempre debe mantener un ojo atento para asegurarse de que nadie se quede atascado. Con los años, desarrolló un verdadero instinto: “Cuando alguien en la bodega no está bien, que sea por un problema profesional o personal, lo veo. Aquí, debemos poder contar unos con otros.”
La capacitación en sí, cree Francis, es un asunto de equipo. Suele recurrir a los empleados experimentados para ayudar a entrenar a los nuevos. Por ejemplo, si nota que alguien se siente más cómodo con el decantado, el filtrado o la cata, les pide que comparten su experiencia.
Si bien Francis es indiscutiblemente un mentor para muchos, no desea ser el único. Para él, el mentoring es un ciclo natural y continuo.
Matthieu Pilloton, idas y vueltas para un desafío de gran envergadura
Todo empezó con una mano levantada. En 2013, las primeras vides de Long Dai apenas empezaban a crecer. El equipo técnico se dio cuenta de que las cosas no iban como se esperaba y decidió ofrecer acompañamiento a los equipos chinos para optimizar la poda.
Matthieu Pilloton se ofreció, sin pensar ni un instante que iba a cruzar el globo durante varios años consecutivos. “No me imaginaba que Eric Kolher, el Director técnico en aquel momento, me iba a pedir que fuera por allá para hacer una primera auditoría, acompañar y capacitar sobre la poda.”
De 2013 a 2016, Matthieu visitó Long Dai durante cuatro años consecutivos. Sin embargo, en su primera visita, se sintió perdido. Su tarea principal era evaluar la situación y mejorar la poda de las viñas jóvenes. La mayoría de los viticultores del pueblo de Mulangou que habían sido contratados estaban más bien acostumbrados a podar los manzanos de las fincas cercanas. Por lo tanto, todavía estaban en fase de aprendizaje. Matthieu llegó con un cuaderno que resumía todas las buenas prácticas, con fotos, esquemas y explicaciones traducidas al mandarín. ¿El objetivo? Mostrar cómo debía lucir una planta de vid ideal y explicar cómo lograrlo. Durante los dos primeros días, acompañó al supervisor, para luego acompañar a una decena de viticultores.
«El aspecto más desafiante no fue la formación de los empleados. Fue adaptarse y respetar las metodologías de cada uno». Hoy, además de superar la barrera del idioma, Matthieu se está acostumbrando a la cultura.
Dedicó las 3 semanas siguientes a colaborar con el equipo en 11 hectáreas de viñedos. No había tiempo que perder: juntos, reanudaron la poda y ajustaron el alambrado guiar las vides. Matthieu regresó en primavera de 2014 y constató que la forma en que los equipos habían realizado la poda había permitido salvar una gran parte de las plantas. Continuó asistiendo a los viticultores, instruyendolos sobre la evolución de los métodos de poda según la edad de la vid. Matthieu sé que cuando se planta una planta de vid, es para 30 años. “Comienza a alcanzar un verdadero equilibrio, necesario para un vino de calidad, solo después de 10 años.”
Regresó en 2015 y nuevamente en 2016 para seguir la evolución de los trabajos de poda. Las monzones de verano y los inviernos áridos requerían adaptar la cantidad de sarmientos y de yemas que se deben dejar en cada plantas.
Aunque Matthieu fuera inicialmente solicitado para compartir su conocimiento sobre la poda, sabía que él también salía ganando. “No se puede imaginar la apertura de mente. He aprendido muchísimo al lado del Jefe de cultivo y de los equipos de Long Dai que han confiado en mí. El último año, ¡un habitante del pueblo incluso me invitó a almorzar en su casa!”
En halterofilia, la expresión épaulé jeté (en inglés, "clean and jerk", conocida en español como “dos tiempos”, quedó inmortalizada en el sentido enológico por el ilustrador Michel Tolbert, cuyos icónicos carteles para las viñas Bourgeiul y Chinon de Catherine y Pierre Breton aparecen, en forma de réplicas, en bares de vinos de todo el mundo.